Entre álamos centenarios y el murmullo del estero Puangue, Turismo Rural Los Álamos se ha consolidado como un espacio donde la hospitalidad, la gastronomía típica y la vida al aire libre se combinan para ofrecer una experiencia auténtica en plena Cordillera de la Costa. “Los álamos son parte de nuestra historia y simbolizan la vida, la conexión con la naturaleza y la bienvenida que damos a quienes nos visitan”, explica Karina Santibáñez, una de las fundadoras de este negocio.
La historia se remonta a la década del 50, cuando Rolando Santibáñez Amador y Rosa Silva Rojas crearon la Residencial Los Álamos. Años más tarde, Iván Santibáñez y Erika Olguín fundaron el Camping Santa Rosa. La unión de ambas iniciativas, con más de medio siglo de tradición, dio origen al actual emprendimiento, liderado por Karina Santibáñez Olguín, quien destaca que “nuestros abuelos sembraron no solo la tierra, sino también valores de hospitalidad, esfuerzo y amor por lo nuestro. Cada visitante que llega se convierte en parte de esa historia”
En Turismo Rural Los Álamos, los visitantes pueden disfrutar de restaurante con carta de platos típicos chilenos como cazuela, pastel de choclo, costillar al horno, carne al jugo y las reconocidas empanadas de pino y queso; de cabañas equipadas para seis personas, rodeadas de un entorno campestre ideal para familia; y, también de un camping con baños, duchas con agua potable, luz, piscina y acceso directo a las pozas naturales del estero Puangue.
En el emprendimiento trabajan siete miembros de la familia y cuatro colaboradores, bajo la administración de Karina y su hermana Guisela Santibáñez. “Aquí la gente encuentra algo que hoy es difícil: tranquilidad auténtica, contacto real con la naturaleza y comida hecha con cariño”, afirma.